De Van Gogh a Picasso
Madrid acoge los tesoros del Kunstmuseum de Basilea, cerrado por reformasKandinsky, Cézanne o Rothko, entre las 170 obras en el Museo Reina Sofía
El Museo del Prado expone 10 cuadros de Pablo Picasso.’El jardín de Daubigny’ (1890), Vincent Van Goghnoticias
Las obras del Kunstmuseum de Basilea desembarcan en Madrid
Pablo Picasso se ha instalado en la Galería Central del Museo del Prado, desde donde dialoga con Tiziano, Velázquez, Rubens o Goya.
Diez cuadros del pintor malagueño, todos provenientes del Kunstmuseum de Basilea, se exponen desde el 18 de febrero al 14 de septiembre formando una miniretrospectiva del artista en el museo que fue capital en su formación (se empapó de El Greco cuando tenía 16 años) y un símbolo en su biografía (fue nombrado director del museo durante la Guerra Civil).
Para entenderlo rápido: El Kunstmuseum de Basilea, que posee una de las colecciones de arte moderno más importantes del mundo (cuenta con 200 Picassos), ha cerrado temporalmente por reformas (hasta abril de 2016) y parte de sus tesoros viajan a Madrid en el evento cultural del año para la ciudad.
Picasso y el Prado aparte, el Museo Reina Sofía muestra el grueso de la colaboración con más de 170 obras repartidas en dos exposiciones. Una selección apabullante que pica algo de todos los movimientos de finales del XIX y siglo XX. Desde Monet, Cèzanne, Renoir, Van Gogh, Gauguin, Braque o Picasso; pasando por Kandinsky, Klee, Mondrian, Rothko, hasta Moholy-Nagy, Newman, Albers, e incluso una videoinstalación del cineasta Steve McQueen. Al Reina Sofía le ha salido otro museo de arte moderno en su interior: una auténtica condesación de la historia de la pintura de los últimos 130 años.
Gauguin de récord en el Reina Sofía
“La cantidad y la calidad de obras es inabarcable”, señala Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía. “Pero además nos interesaba mostrar a un museo que se basa en las relaciones entre artistas y coleccionistas, artistas y conservadores, artistas y directores de museo. Unas colecciones que cuentan muchas historias”, añade sobre la organización de las dos muestras, tituladas "Fuego blanco. La colección moderna del Kunstmuseum Basel" y "Coleccionismo y modernidad".
Nafea faa Ipiopo, de Paul Gaugin, pintado en 1892 en Tahití, batió el pasado 6 de febrero el récord histórico de venta de un cuadro (264 millones de euros). Comprado por el Comité de Museos de Catar, llegará al Reina Sofía en julio para unirse a la exposición. Una oportunidad única teniendo en cuenta que otras adquisiciones del estado catarí, como Jugadores de cartas, de Cèzanne (comprada en 2011), todavía no han podido verse en público.
Picasso, “como Pablo por su casa” en el Prado
El museo suizo, fundado en el siglo XVII, es una de las primeras pinacotecas públicas del mundo. Cuando en 1967 los propietarios de la colección Staechelin se vieron obligados a vender dos de sus Picassos cedidos al museo (Arlequín sentado y Los dos hermanos), la ciudad organizó un referéndum para decidir la compra de las obras. Fueron seis millones de francos de dinero público que rápidamente se amortizaron: Picasso, emocionado por el gesto, regaló al museo cuatro de sus pinturas. Tres de de ellas: Hombre, mujer y niño (1906), Venus y amor (1967) y La pareja (1967), se exponen en el Prado junto a los dos cuadros comprados por los ciudadanos, que nunca habían salido de Basilea.
Los 10 cuadros conforman un resumen de la carrera de Picasso, mostrando su etapa azul y rosa, cubista, 'neoclasicista', y su expresiva etapa de madurez. “Es volver a presentar a Picasso en el Prado a través de 10 ejemplos que representan las etapas principales de su oscilante trayectoria”, dice el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza.
Picasso, que en un gesto de apoyo político aceptó la dirección del museo en 1936, sostenía jocosamente que nunca recibió una carta de cese y, por tanto, se sentía responsable del museo.
“Al mismo tiempo es la oportunidad de que Picasso dialogue con los grandes maestros que conoció de niño cuando visitaba con sus padres esta misma Galería Central, a la que también vino cuando era alumno de la Academia de San Fernando”, añade Zugaza. El Prado es parte de su cultura artística. Se encuentra en el museo como Pablo por su casa”.
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